lunes, 9 de noviembre de 2009

Apreciación sobre el trabajo en el aula.

ALUMNOS: Urweider Santiago; Angeloni Sergio.-


Comenzamos a planificar las clases en base al contenido que nos asignó la docente de la escuela: “Sistema Osteoartromuscular; función de sostén y movimiento, comparación de esqueletos en animales; formación de modelos”.
En un principio, investigamos acerca del tema y decidimos abordar el sistema de sostén en el hombre y establecer comparaciones con distintos animales para profundizar y realizar una posterior diferenciación entre vertebrados e invertebrados.


Realizamos un protocolo para sondear las ideas previas y distintas actividades que acompañaron el abordaje del tema. Utilizamos recursos como plastilina, palillos, tizas e incluso seres vivos, como lombrices.
Asistimos a la escuela número 223 ubicada en el barrio Villa Obrera. Estuvimos a cargo de dar clases a cuarto grado cuya docente titular es Silvia Gómez, además vicedirectora de la institución.
Las clases fueron dinámicas, con bastante interés por parte de los chicos. El tema fue entretenido para todos y cada uno quería demostrar cuánto sabía del tema buscando la continua aprobación nuestra, lo que se materializó en una participación constante, a tal punto que era un problema decidir quién pasaba al frente, quién leía, o quién respondía, etc.


Por medio del protocolo y en la marcha misma de las clases, nos encontramos con varias de las conceptualizaciones de los chicos, muchas de ellas nos sorprendieron. No faltó la “lombriz con huesos” o la “serpiente sin huesos (porque si los tuviera se quebraría toda)”, o bien “todos los animales tienen huesos, ya que no se podrían mover”. Estas nociones se dieron incluso después de que la maestra trabajó por encima el concepto de vertebrados e invertebrados.


Esta práctica nos sirvió para empaparnos un poco de la vida como docentes, planificando y lidiando de manera continua con los detalles de abordar tal o cual tema, incluir esto o dejar de lado aquello, etc. También tuvimos oportunidad de hacer frente a problemas prácticos sobre la marcha, como en el caso de los palillos que, a raíz de un malentendido, ninguno llevó y que pudimos resolver en una puesta en común.


A modo de reflexión, es bueno y muy provechoso para nosotros enfrentarnos nuevamente al aula y a todo lo que ello implica. Cada experiencia suma a nuestra formación y nos deja una enseñanza, comprobando una vez más que el que enseña, aprende junto con el alumno, en el oficio mismo de enseñar.

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